El artículo examina el vínculo entre políticas patrimoniales y políticas públicas de memoria iniciado en Chile en 1996, explorando críticamente el rol que ocupan los procesos de patrimonialización en la gestión política del pasado reciente.
De forma innegable, la protección patrimonial de recintos utilizados durante la dictadura cívico militar chilena (1973- 1989) bajo la Ley de Monumentos Nacionales No17 288 se ha constituido en una pieza clave de la gestión pública de la memoria en Chile, sin embargo, es posible observar que el conjunto de experiencias patrimoniales compromete a su vez una serie de disputas y distopías necesarias de dilucidar. En este contexto, dos experiencias paradigmáticas de Santiago de Chile permiten comprender las grietas que abren las políticas patrimoniales en la gestión pública de la memoria.
Por una parte, el Patio 29 del Cementerio General con sus desprendimientos materiales y simbólicos, por otra, la Villa San Luis, ícono de una disputa urbana que pone en tensión la conservación de la memoria histórica. Se propone un relato etnográfico que exprese y materialice esas suras provocadas por la tensión entre, por una parte, el deber de conservar la memoria y, por otra, el abandono y olvido social de un pasado que resulta política y socialmente incómodo.