Registro arqueológico de intervenciones gráficas en Plaza Dignidad durante estallido social en Santiago

Estamos viviendo un momento histórico político auténtico en Chile desde que estalló el descontento social a la fecha de 18 de octubre de 2019, con miles de personas protagonizando acciones en distintas dimensiones de la vida social contemporánea. La olla a presiónha traído consigo decena de años que compactaron la memoria y la expulsaron hacia el tiempo actual con consecuencias claramente desestabilizadoras para la gobernanza neoliberal. Lo que algunos denominaron el “oasis” de Latinoamérica fue finalmente una perversión (léase en el sentido psicoanalítico del término) de la imagen sagrada del sistema de mercado imperante tanto en Chile como en el mundo entero.

Pero la caldera a presión no solo trajo consigo un malestar imparable para el aparato de estado manejado por los tecnócratas instaurados por la mano invisible del mercado, sino que también comenzaron a brotar paulatinamente las ingentes necesidades de activar el espacio público de organización social con capacidad de diálogo entre los indignados, excluidos y las personalidades provistas de capitales culturales en diferentes niveles, pero embaucados en la moralidad del bien común. Es así como el “pueblo”, que estuvo en el ostracismo semántico por largos años, vuelve a la esfera de la opinión pública como categoría política, fortaleciendo la contradicción social e instaurando con ostensible deliberación el protagonismo popular.  

El “caceroleo” reverberante de las tardes y noches desde el 18 de octubre tuvo como resultado un conjunto de expresiones de facetas múltiples y complejas, constituyendo el punto de inicio de un habitusinclinado a la manifestación. La vida cotidiana fue penetrada hasta el punto de que la necesidad de comunicación colectiva impactó en la vena de la organización social de las personas. Las comunas se autoorganizaron y creó un tejido comunicacional entre comunidades de práctica que permitieron conectar, reforzar y desarrollar autonomía en las decisiones. La independencia por tanto creó un tejido sólido entre grupos de universitarios, trabajadores, pensionados y secundarios.

En este trabajo se presentan losdatos y experiencias que pudieron ser captadas entre enero y marzo de 2020 en el marco del proyecto FONDECYT Nº1180353 “Ruinas Urbanas de Santiago”. El abordaje presenta dos ejes, uno donde se presentan los resultados de los datos recogidos en Plaza Dignidad durante el mes de enero, en los cuatro inmuebles trabajas aquí.

Los viernes y sábados fueron los días donde registramos movimientos, cuerpos y materiales que emergían y desaparecían. La distancia entre lo efímero y lo permanente trazaba el relato siendo el estrato el elemento fundamental para capturar las imágenes y llevarlas al corazón del estudio antropológico. En tanto, la arqueología nos ha permitido hasta ahora observar los cambios materiales, identificando sus características, patrones y correlacionando los objetos con su escena, siendo nuestro foco de estudio más ubicuo, la expresión artística, o que concebidos como “motivos”, plasmados en los monumentos que fueron abordados aquí: Entrada norponiente del Metro Baquedano, Monumento General Baquedano, Obelisco y Pizarrón Movistar.

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